TITULO ORIGINAL: The Hateful Eight
AÑO: 2015
DURACIÓN: 167 min.
PAIS: USA
DIRECCIÓN: Quentin Tarantino
GUIÓN: Quentin Tarantino
MÚSICA:Ennio Morricone
REPARTO:Samuel L. Jackson, Kurt Russell, Jennifer Jason Leigh, Bruce Dern, Tim Roth, Demian Bichir, Walton Goggins, Michael Madsen, Dana Gourrier, James Parks, Channing Tatum, Zoë Bell, Lee Horsley, Gene Jones, Keith Jefferson, Craig Stark, Belinda Owino
Así es, Tarantino vuelve a las andadas, a las suyas, claro, que es como debe ser. Y lo hace regalando otra maravilla para el séptimo arte. La octava maravilla del cineasta de Knoxville.
No es la primera vez que hablamos del egocentrismo tan bien llevado de Quentin. Él hace cine para si mismo, y luego a quien le apetezca puede subirse al carro. Es uno de los argumentos que se usan para criticarle, además del ya manido, "solo sabe copiar a otros". Béndito problema tiene Tarantino, que de solo saber copiar a otros ha conseguido un estilo inconfundible y realmente inimitable. Yo lo amo, ya lo sabe quién me lee de vez en cuando. Y me defraudaría si mañana me saliera con una película que no atendiese a otra cosa que a sus delirios de cinéfilo que hace lo quiere porque puede, o mejor, porque le sale de los huevos. Dicho esto, vamos a la manteca: Los Odiosos Ocho.
(Por cierto, la película se canceló en su día por esto: http://spidercule.blogspot.com.es/2014/01/tarantino-se-cabrea-y-cancela-su-nuevo.html por suerte, Tarantino rectificó.)
Quentin nos viene con un Western, no uno convencional claro, un western con aroma de intriga a lo Asesinato en el Orient Express (Sidney Lumet, 1974). Como es habitual en el cine "made in Tarantino" la película se divide en capítulos,que comienzan presentando a los personajes de forma brillante, amparados por una tormenta de nieve que nos deja una fotografía cojonuda y por la maravillosa música del mítico Ennio Morricone.
El punto fuerte de Tarantino, a pesar de todas sus virtudes con la cámara, son los diálogos, siempre cargados de un ingenio poco común, y que usa para crear personajes carismáticos y tan cojonudos como los que pueblan el ya conocido "universo Tarantino". En esta The Hateful Eight no va a ser menos, y Quentin se recrea en los los dialogos y los personajes llevándolos hasta el exceso. Exceso, una palabra recurrente cuando se habla de Tarantino, pero como decía al principio, es lo que hay. Su carencia de personalidad para unos, es precisamente lo que lo dota de excepcionalidad para otros.
El reparto es, como siempre, elegido de la mejor forma posible, con actores que parecen tener una carrera medio acabada, o que no son estrellas de masas, y que sin embargo lo bordan a las órdenes de Tarantino.
Jennifer Jason Leigh está sencillamente espectacular, haciendo un papel para recordar, quizás el mejor papel que ha hecho una mujer a las ordenes de Taratino (que me perdonen Uma Thurman y Pam Grier, pero yo lo pienso así, al margen de lo icónica que pueda resultar Uma en su Pulp Fiction o Kill Bill). Samuel L. Jackson, está, como siempre que trabaja con Quentin, absolutamente genial, siendo junto a Kurt Russel, quiénes llevan el peso interpretativo. Tengo que mencionar al maravilloso Tim Roth, del que resulta inevitable olvidarse en su papel del Señor Naranja en Reservoir Dogs, y el descarado homenaje que recibe aquel gran personaje en esta película.
Completan el elenco, Michael Madsen que se encuentra de nuevo con Tarantino, Walton Goggins quién también se luce bastante, y un veterano Bruce Dern, que da empaque al reparto con su veteranía, protagonizando una de las escenas en las que Tarantino rompe el ritmo junto a Samuel L. Jackson.
La película está perfectamente medida, comienza con un ritmo medio, en la que la presentación de los personajes siempre es sobresaliente en el cine de Quentin. Seguidamente pasa a encerrar a todo el reparto en "La mercería de Minnie" donde Tarantino cuece a fuego lento un café mortal, aderezado con diálogos y más diálogos entre los personajes, y generando una atmósfera de tensión e intriga que acaba rompiendo en un espectáculo de violencia propia del director de Knoxville.
No podemos pasar por alto la banda sonora creada por el mismísimo Ennio Morricone para la ocasión. La música y la acción casan como un guante. No es nada nuevo, entre las virtudes los puntos fuertes de Tarantino se encuentra la elección musical y su uso siempre bien medido, en este caso no es menos, cuando además se trata del maestro Morricone.
Lo que para muchos puede resultar demasiado excesivo, me refiero a los diálogos interminables, a la autocomplacencia del director que abusa de sus recursos con la máquina de escribir, o del ritmo que, de repente parece bajar demasiado en la parte media de la película, es lo que para mí demuestra que, Tarantino ha alcanzado la plena madurez con su octava cinta, y cumple sin rechistar con todas mis expectativas.
Durante los 167 minutos de metraje, se pueden saborear todas las virtudes del director, su manejo de la cámara que es sencillamente perfecto, su guion, mas o menos discutible en cuanto a los giros que da, pero que se hace fuerte en el desarrollo de los personajes y la interacción entre ellos, y como no, la explosión que se va gestando desde que comienza la película, desde el primer fotograma.
Así es, Tarantino no defrauda, consigue otra gran cinta y agranda su leyenda. Porque mal que le pese a sus detractores, Quentin es uno de los directores modernos con más talento.
Habrá que estar atentos, y ver si cumple su promesa o lleva tiempo marcándose el pegote, porque según Tarantino solo le quedan dos películas para retirarse. Siempre ha dicho que quiere hacer diez películas y dejar la dirección, esperemos que no, y que de paso, recupere su idea de hacer Kill Bill 3.
NOTA: 9
Así es, Tarantino vuelve a las andadas, a las suyas, claro, que es como debe ser. Y lo hace regalando otra maravilla para el séptimo arte. La octava maravilla del cineasta de Knoxville.
No es la primera vez que hablamos del egocentrismo tan bien llevado de Quentin. Él hace cine para si mismo, y luego a quien le apetezca puede subirse al carro. Es uno de los argumentos que se usan para criticarle, además del ya manido, "solo sabe copiar a otros". Béndito problema tiene Tarantino, que de solo saber copiar a otros ha conseguido un estilo inconfundible y realmente inimitable. Yo lo amo, ya lo sabe quién me lee de vez en cuando. Y me defraudaría si mañana me saliera con una película que no atendiese a otra cosa que a sus delirios de cinéfilo que hace lo quiere porque puede, o mejor, porque le sale de los huevos. Dicho esto, vamos a la manteca: Los Odiosos Ocho.
(Por cierto, la película se canceló en su día por esto: http://spidercule.blogspot.com.es/2014/01/tarantino-se-cabrea-y-cancela-su-nuevo.html por suerte, Tarantino rectificó.)
Quentin nos viene con un Western, no uno convencional claro, un western con aroma de intriga a lo Asesinato en el Orient Express (Sidney Lumet, 1974). Como es habitual en el cine "made in Tarantino" la película se divide en capítulos,que comienzan presentando a los personajes de forma brillante, amparados por una tormenta de nieve que nos deja una fotografía cojonuda y por la maravillosa música del mítico Ennio Morricone.
El punto fuerte de Tarantino, a pesar de todas sus virtudes con la cámara, son los diálogos, siempre cargados de un ingenio poco común, y que usa para crear personajes carismáticos y tan cojonudos como los que pueblan el ya conocido "universo Tarantino". En esta The Hateful Eight no va a ser menos, y Quentin se recrea en los los dialogos y los personajes llevándolos hasta el exceso. Exceso, una palabra recurrente cuando se habla de Tarantino, pero como decía al principio, es lo que hay. Su carencia de personalidad para unos, es precisamente lo que lo dota de excepcionalidad para otros.
El reparto es, como siempre, elegido de la mejor forma posible, con actores que parecen tener una carrera medio acabada, o que no son estrellas de masas, y que sin embargo lo bordan a las órdenes de Tarantino.
Jennifer Jason Leigh está sencillamente espectacular, haciendo un papel para recordar, quizás el mejor papel que ha hecho una mujer a las ordenes de Taratino (que me perdonen Uma Thurman y Pam Grier, pero yo lo pienso así, al margen de lo icónica que pueda resultar Uma en su Pulp Fiction o Kill Bill). Samuel L. Jackson, está, como siempre que trabaja con Quentin, absolutamente genial, siendo junto a Kurt Russel, quiénes llevan el peso interpretativo. Tengo que mencionar al maravilloso Tim Roth, del que resulta inevitable olvidarse en su papel del Señor Naranja en Reservoir Dogs, y el descarado homenaje que recibe aquel gran personaje en esta película.
Completan el elenco, Michael Madsen que se encuentra de nuevo con Tarantino, Walton Goggins quién también se luce bastante, y un veterano Bruce Dern, que da empaque al reparto con su veteranía, protagonizando una de las escenas en las que Tarantino rompe el ritmo junto a Samuel L. Jackson.
La película está perfectamente medida, comienza con un ritmo medio, en la que la presentación de los personajes siempre es sobresaliente en el cine de Quentin. Seguidamente pasa a encerrar a todo el reparto en "La mercería de Minnie" donde Tarantino cuece a fuego lento un café mortal, aderezado con diálogos y más diálogos entre los personajes, y generando una atmósfera de tensión e intriga que acaba rompiendo en un espectáculo de violencia propia del director de Knoxville.
No podemos pasar por alto la banda sonora creada por el mismísimo Ennio Morricone para la ocasión. La música y la acción casan como un guante. No es nada nuevo, entre las virtudes los puntos fuertes de Tarantino se encuentra la elección musical y su uso siempre bien medido, en este caso no es menos, cuando además se trata del maestro Morricone.
Lo que para muchos puede resultar demasiado excesivo, me refiero a los diálogos interminables, a la autocomplacencia del director que abusa de sus recursos con la máquina de escribir, o del ritmo que, de repente parece bajar demasiado en la parte media de la película, es lo que para mí demuestra que, Tarantino ha alcanzado la plena madurez con su octava cinta, y cumple sin rechistar con todas mis expectativas.
Durante los 167 minutos de metraje, se pueden saborear todas las virtudes del director, su manejo de la cámara que es sencillamente perfecto, su guion, mas o menos discutible en cuanto a los giros que da, pero que se hace fuerte en el desarrollo de los personajes y la interacción entre ellos, y como no, la explosión que se va gestando desde que comienza la película, desde el primer fotograma.
Así es, Tarantino no defrauda, consigue otra gran cinta y agranda su leyenda. Porque mal que le pese a sus detractores, Quentin es uno de los directores modernos con más talento.
Habrá que estar atentos, y ver si cumple su promesa o lleva tiempo marcándose el pegote, porque según Tarantino solo le quedan dos películas para retirarse. Siempre ha dicho que quiere hacer diez películas y dejar la dirección, esperemos que no, y que de paso, recupere su idea de hacer Kill Bill 3.
NOTA: 9
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